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Toda una experiencia que no olvidaré

El pasado sábado 8 de mayo, mi compañera Paqui y yo, tuvimos nuestra primera experiencia del Proyecto Guadalinfo en el Hospital. Teníamos por delante muchos kilómetros, así que quedamos bastante temprano para no llegar tarde a nuestra importante cita. Allí en la puerta nos esperaba Juande, nuestro DT. y Gustavo preparados para el gran día y vivir una experiencia nueva.
Subimos a la planta de pediatría del Hospital Costa del Sol, y montamos nuestro campamento base en la sala que hay habilitada para el ocio de los mas pequeños.
En total, ese día estaban ingresados un total de 4 niños, una de ellas era muy pequeñita, de apenas un año, y con un par de caricias y un globo, nos demostró todo su agradecimiento con una sonrisa.
Al principio estaban un poco cortados, pero conforme pasaba el tiempo, íbamos ganando su confianza. Se dieron cuenta, que nuestra función allí no tenía nada que ver con dolorosas pruebas o el infernal sabor de un medicamento.
Llevábamos varias actividades programadas, y la mañana nos cundió bastante. Los niños estuvieron jugando con los ordenadores, pintando, recortando, llenando tarritos con sal que previamente habían coloreado... Pero lo mas importante fue que disfrutaron, rieron, soñaron, vivieron y olvidaron el motivo que les hacía estar allí.
Para mi ha sido toda una experiencia, espero que los niños ya estén en casa y que guarden un buen recuerdo de nuestro paso por allí. Al menos, un recuerdo como el que yo guardo y guardaré toda mi vida, porque ha sido algo inolvidable y ni que decir tiene que ha sido mi primera experiencia pero que no la última, puesto que quiero repetir cuantas veces sea necesario, merece la pena el esfuerzo que se hace ya que la felicidad de estos niños lo compensa todo.
Desde aquí invito a todos los dinamizadores de otras provincias que pongáis en práctica este proyecto merece la pena y os garantizo que no os arrepentiréis.

Guadalinfo en el corazón

Llevo cinco minutos intentando ordenar todo lo que se me pasa por la cabeza, reorganizando este "sube y baja" de sentimientos, recordando mi mañana de sábado... aunque esto último es lo mas fácil, porque es algo que nunca olvidaré. 

Todo, con la única intención de compartir con vosotros mi experiencia, así que, si en algún momento no me se explicar o no me expreso con claridad, es fruto de un atasco de sentimientos que tienen prisa en salir.

Pues bien, nuestro DT, Gustavo, nos había avisado a Virginia y a mi para comenzar con nuestro turno en el proyecto Guadalinfo en el Hospital.

Durante varios dias, sólo hacía pensar que podía llevar, buscaba en los armarios de mi centro, en casa, quería sorprender a esos niños y me imaginaba que llegando al mas puro estilo "Papa Noel" sería mas fácil la conquista.
Y así salí de mi pueblo, con una mochila llena de regalitos, los bolsillos cargados de incertidumbre, y un pellizquito en el estómago que dejaba entrever la poca fe que le tengo a la entereza de mi sentimentalismo.
Llegamos puntuales y allí en la puerta nos esperaban Gustavo, Juanlu (compañero de Guadalinfo) y Soraya, Alicia y Regina (compañeras de una Asociación dedicada a baile y espectáculo).
Subimos y entramos a la sala de juegos que tiene habilitada el Hospital en la planta de pediatria.

En una sala contigua donde hay algunos ordenadores estaba Alberto, un niño de 5 añitos que me miró con cierta desconfianza y a todas mis preguntas y sonrisas contestaba con un movimiento de cabecita a un lado y a otro para decirme que no.

Fue entonces cuando le puse carita y nombre a mi reto, ese era Alberto.

A los pocos minutos entró Nicoll, una niña que vio a Soraya por primera vez y se abrazó a ella como si la conociera de toda la vida, como si llevase años esperándola.

Le señalo su brazo con un gesto de dolor para enseñarle su vía, como buscándo cierta inocente compasión.

Uff... en ese momento me di cuenta del alcance de nuestra presencia porque aún no habíamos empezado a actuar (le ofrecía a Alberto una carterita de Guadalinfo, evidentemente, pasó de mi, se la dia a su padre).

Comenzaron a llegar el resto de los niños, bueno, niñas, que terminaron convirtiéndose en princesas de una mágica mañana de sábado.

Pusimos sobre la mesa un montón de dibujos para colorear y lápices de colores.

Iban eligiendo sus dibujos preferidos y se sentaban alrededor de la mesa.
(le ofrecí a Alberto un dibujo de Bob Esponja y una caja de lápices, volvió a pasar de mi, así que recurri de nuevo a tomar a su padre como intermediario).
 
Empezamos a inflar globos para darle un poco mas de color a aquella habitación, los repartimos por todos los rincones, a algunos les pintábamos caras para hacerlos mas divertidos (le ofrecí a Alberto un globo para que jugase, y siguiendo en su dinámica, pasó de mi, yo seguí en la mía y le pasé el testigo a su padre).
Al poco tiempo hicieron su entrada Alicia, Soraya y Regina, que caracterizadas en princesas árabes, hicieron a todos los niños despegar la vista de sus dibujos y centrarse exclusivamente en ellas. A los pocos minutos ya tenían y teníamos todos y todas las presentes alguna vestimenta acorde con el momento.

Bailamos, saltamos, nos reimos... (busqué un cajoncito y le pregunté a Alberto que si quería jugar conmigo al baloncesto con el globo, y bueno... ya sabeis... alguna vez me tenía que decir que si!!!! y lo hizo en ese preciso momento).

Entonces me di cuenta de la energia que tenía, Alberto.

Al rato, agotados de tanto baile, Alicia nos empezó a enseñar a hacer un perrito con globos, y repartimos muchísimos globos que ellas ya traian convertidos en perritos, margaritas, espadas... espadas?? eso me recuerda algo... agotada del baloncesto, le dije a Alberto que si quería jugar conmigo a las espadas... entonces descubrí algo, Alberto no sólo tenía mucha energía, Alberto era incombustible.


Su padre me dijo mientras lo veia correr, que el médico le había dicho que no era recomendable que hiciera ejercicio, entonces le dije que lo mejor era que lo dejase mas tranquilo, el padre, sonriendo me pidio que no lo hiciera, que lo dejase disfrutar...

Cuando nos vinimos a dar cuenta, ya estaba en los pasillos la comida, mas tarde que de costumbre, porque el pedazo de equipo de enfermeras, cuando veian lo que estaban disfrutando los niños, decidieron retrasarlo un poco mas y ser ellas mismas las encargadas de llevarles el almuerzo... increible el detallazo y la humanidad de este equipo de enfermeras.

Nos despedimos de ellos con un tierno besito y noté en la carita de Alberto, mi reto, que ya lo había conquistado...

Los padres y familiares nos dieron las gracias, y nosotros, deseamos con toda nuestras fuerzas volver y no ver a esos niños allí, porque eso sería señal de que la vida les había dado otra oportunidad para poder seguir siendo niños

En fin... que ya nos teníamos que ir y a mi, me supo a poco. Ahora me toca reflexionar, contaros lo que ha significado para mi esta experiencia... yo no se que decir, igual no se expresarlo, sólo os puedo decir que esta experiencia es irrepetible porque nunca he tenido la oportunidad de hacer algo que haya merecido tanto la pena, esta experiencia es repetible porque estoy deseando que llegue mi próximo turno, esta experiencia es única porque es una oportunidad que en mi caótica vida nunca hubiese podido disfrutar, esta experiencia es un sueño porque formaba parte de mis planes, esta experiencia es una realidad gracias a gente como Gustavo y los demás voluntarios..

Definitivamente, estos niños, sólo llevan un tiempito paseando por la vida y ya saben lo duro de este camino, sin embargo, a mi me contagiaron de ganas por vivir la mia... en cuanto tuve oportunidad, llame a mi pareja y le dije que quería pasar el resto de mi vida a su lado porque no puedo desperdiciar un sólo segundo de felicidad!

Guadalinfo arranca en el Hospital Costa del Sol de Marbella.

El pasado sábado, 13 de marzo, dio comienzo el proyecto “Guadalinfo en el Hospital”, con el primer turno de voluntarias, las dinamizadoras de Alfarnatejo, Canillas de Aceituno, Comares, Cútar y La Viñuela, que junto con los Dinamizadores Territoriales, acudieron al Hospital Costa del Sol de Marbella. El objetivo: acompañar y amenizar la estancia a los niños que permanecen en el área de pediatría.

La mañana comenzó temprano. A las 7:30 ya estábamos en camino para acudir al punto de encuentro en el que habíamos quedado, Vicky, dinamizadora de La Viñuela, Amparo de Canillas de Aceituno, Montse de Cútar y yo, Vanessa de Comares, para desde allí irnos todas juntas.
En Málaga, recogimos a la compañera que nos faltaba, Belén de Alfarnatejo, y continuamos camino de Marbella.

Una vez allí, nos encontramos, en el Hospital Costa del Sol, con los Dinamizadores Territoriales que ya nos estaban esperando. Concretamos algunas cosillas de última hora, aplacamos un poco los nervios y entramos por fin al Hospital.

Una vez en el área de pediatría, ya estaban las enfermeras y los pequeños esperándonos, ansiosos por vernos. Estaban en el aula de juegos, se asomaban por las puertas para ver si nos veían, lo hacían de modo discreto con la intención de que no nos diésemos cuenta de su curiosidad, pero no consiguieron disimular muy bien.

Estaban y estábamos, preparados para comenzar con esta aventura. Según nos dijeron las enfermeras el número de pacientes es muy variable de semana en semana; el sábado eran cuatro peques, dos niñas y dos niños. Las niñas eran un poco más grandes, entre 7 y 10 años, los niños eran muy chiquitines, unos 3 añitos, pero estaban muy animados, en especial uno de ellos, que estaba deseando que le diésemos juego.

Los otros aún parecían tímidos y cortados y no se atrevían casi a decir sus nombres, nos los decían musitando, pero con la marcha fueron tomando confianza y abriéndose a nosotras, de manera que lo pasamos todos en grande, tanto madres, enfermeras, nosotras, y por supuesto y más importante, ellos, los niños.


Belén y Vicky se disfrazaron de payaso, montamos los portátiles para jugar, les dejamos fichas de dibujos para colorear, hicimos con ellos perros y espadas con los globos, incluso algunas de nosotras tuvimos que aprender sobre la marcha, ya que no sabíamos hacerlos, la planta entera acabó con la cara pintada, cantamos, bailamos... y todo lo que se nos pasó en aquel momento por la cabeza fue, que todo nos parecía poco.


A pesar de los nervios, incertidumbres, “miedos”... todo salió bien y se reflejaba en sus caras; sus risas. Pero lo mejor de todo fue saber que con los juegos, actividades y todo el “trajín” que montamos, uno de los niños al hacerse la prueba de la glucosa la sacó bien, por lo que nos resultó aún más gratificante el saber que habíamos contribuido a aliviar un poquito su enfermedad, aunque fuese por un día.

Esas son una de las muchas cosas buenas que puedes aportar, pero indiscutiblemente, nos trajimos mucho más de lo que aportamos.
Lo único que podemos decir es que este proyecto, que tuvimos la oportunidad de inaugurar, es maravilloso y no cuesta nada hacer feliz a esos niños.


Animaros a todos a participar y apoyar este proyecto y otros tantos como éste que están en marcha o recién empiezan, porque estas acciones son las que valen la pena.

Dar las gracias a todos los que participáis y hacéis posible que esto se haga realidad y se lleve a cabo, y sobre todo a Gustavo, por haber puesto en marcha este proyecto, Óscar por apoyarnos y estar al pie del cañón, al Hospital Costa del Sol, por dejar que podamos compartir nuestro tiempo con estos niños, a las enfermeras y a las madres por hacernos sentir tan bien y a esas compañeras con las que he tenido el placer y privilegio de comenzar esta nueva andadura, porque son únicas y especiales.
¡¡GRACIAS!!

Recogida de dvd y libros